Violencia verbal en el hogar
La violencia verbal es un tema serio y complejo, puede generar un profundo daño psicológico y emocional, pero generalmente comienza con cosas pequeñas.
¿Qué es la violencia verbal?
La violencia verbal se entiende como, una forma destructiva de comunicación. Se da cuando una persona insulta o critica a otra con la intensión de controlarla, manipularla o lastimarla. Este tipo de comunicación derivan en un maltrato emocional, en el cual la persona afectada padece de emociones negativas y de una pérdida de su identidad.
¿Por qué es mala violencia verbal?
La violencia verbal, genera un ambiente tóxico, cargado de tensión emocional. La violencia verbal puede herir tanto psicológica como emocionalmente a las personas que lo sufren. Puede provocar entre otras cosas, un desequilibrio emocional, baja autoestima, tensión, nerviosismo e incluso depresión.
Es importante mencionar que, en algunos casos, la violencia verbal puede escalar de nivel, y convertirse en violencia física.
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Violencia verbal en el hogar
Recientemente pude observar a una familia, que a simple vista podríamos considerarla como una familia típica, buena, y unida, pero que en la intimidad del hogar el trato no es tan cordial. Pude ver como los roles de padre e hijo estaban completamente disueltos, y como los errores de los menores eran justificados por los adultos. En este escenario, los menores no presentaban el más mínimo respeto por sus padres, y por el contrario mantenían un diálogo agresivo lleno de demandas e insultos de ambas partes, e incluso en algunos casos, uno de los padres justificaba la mala conducta de sus hijos.
Pese a la violencia verbal, este escenario no estaba cargado de un odio real, por el contrario, son una familia unida, donde se quieren y se preocupan unos por otros, pero la violencia verbal se ha vuelto tan común en su vida cotidiana, que no son capaces de advertir el ambiente tóxico en el que viven.
¿Entonces cómo se llega ese nivel de violencia?
La mayoría de las veces comienza como algo imperceptible, una pequeña elevación en el tono de voz, un gesto o expresión exagerada, una palabra fuera de lugar, que puede tomarse como algo momentáneo, o eventual, y simplemente se deja pasar.
Pero, con el paso del tiempo el grado de violencia comienza a elevarse. Se suele dar en forma gradual, lo que lo hace más difícil de detectar, si no estamos prestando suficiente atención.
Una mala contestación o una palabra agresiva puede lastimar a la persona que la recibe. Y es justamente ese sentimiento de dolor el que debería activar las alarmas, para darnos cuenta de que ese camino no es el correcto. Es, en ese momento en cual debemos detenernos, tomar conciencia de la situación y cambiar nuestro accionar, ya sea deteniendo a la otra persona, y hacerle saber el daño que provoca, como cambiar nuestra respuesta hacia esas ofensas, y no continuar con ese ciclo.
Naturalizar la violencia
¿Cuándo la violencia se torna natural?
Cuando las alarmas no se activan ante un comportamiento agresivo, la situación suele escalar. La violencia verbal se vuelve más habitual y más agresiva, y acabamos en un ambiente tóxico, donde nos resultan normal, los insultos, las malas contestaciones, o los malos tratos, al punto de convertirnos en partícipes, no solo como receptores sino también como generadores de ese ambiente.
¿Cómo evitar la violencia verbal?
Para evitar este tipo de violencia debemos recordar y tener presente lo siguiente:
- Porque algo sea normal, o porque lo haga todo el mundo, ¡no significa que esté bien!
- La violencia no es justificable, sin importar el contexto,
- Tenemos derecho a ser tratados con respeto
- La confianza y la familiaridad no son razón para no continuar con un trato cordial y respetuoso
- La violencia verbal puede escalar en violencia física
- Debemos activar las alarmas ante la primera señal
- Si algo nos lastima, ya sea emocional o psicológicamente debemos detenerlo
- Debemos hacerle saber a la otra persona que su comportamiento nos está dañando (muchas veces la persona no es consciente de sus actos)
- Debemos tener cuidado con nuestras propias palabras. (Las palabras tienen el poder tanto de sanar como de herir)
Es necesario mantener un trato cordial y respetuoso con los demás, incluso cuando estemos en desacuerdo o tengamos un conflicto. Nuestra capacidad de dialogar es una de las características que nos hacen humanos y partes de una civilización. El dialogo es una habilidad única, que implica hablar, pero sobre todo escuchar, escuchar no solo lo que nos dicen, sino también lo que nosotros decimos, es importante ser responsables con nuestras palabras.
Hasta el próximo viaje...
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